Algo, que no es corriente, está pasando: nos damos cuenta de ello buena parte de esta sociedad y lo tratamos con amigos y vecinos sin saber de dónde, por qué, cuál es la causa de esos cambios raros que estamos observando.
Vemos que la gente está muy nerviosa, alterada, todo lo quiere hacer deprisa. Las respuestas a agentes y excitaciones externas son desmesuradas, fuera de contexto, a veces con gritos y malos modos.
Por otra parte la gente joven cada día nos está dando más y más malas noticias derivadas de sus botellones que pretenden ser su respuesta al tiempo durante el que el ocio nocturno ha estado cerrado. ¿Tiene algún fundamento esa manera de actuar?. ¿Es normal que se sientan tan alterados y provoquen tanto ruido y tanta protesta?.
Leemos y oímos en la prensa, escrita, hablada, digital, que uno de los políticos de este país nuestro comenta que “España está quebrada”. Esa palabra es muy fuerte. Decir que España está quebrada significa que nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos, por lo menos, no podremos reunir en mucho tiempo el dinero necesario para sanar su economía y que, muy posiblemente, no podamos hacerlo sin ayuda externa que nunca seá gratuita.
Estamos, todavía, pasando una pandemia que, con sus cinco oleadas, ha dejado y sigue dejando sufrimiento, desconcierto y preocupación (aunque las últimas encuestas nos dicen que ya solo el 40% de la sociedad española está muy preocupada/preocupada por la pandemia) en el generalidad de las personas. Han sido cinco olas que han provocado millones de enfermos y un número de fallecimientos que si hacemos caso a los datos oficiales son alrededor de 87.000 y si nos acercamos a datos suministrados por otras entidades, más fiables, superan con creces los 100.000.
La repercusión social de la pandemia está siendo, y temo que será mucho más, muy grave por la manera como se han definido las medidas para luchar contra ella. Los cierres sociales (laborales, de consumo, de desplazamientos) han sido excesivamente severos a mi modo de ver y, sobre todo, sobredimensionados.
Empezó el parón con un Estado de Alarma mediante el cual el Gobierno ordenó, de manera ilegal, como ha dictaminado el Tribunal Constitucional, un cierre de toda actividad no esencial. Todo el mundo encerrado en sus casas sin salir, sin trabajar (se adoptaron los E.R.T.E. necesarios para que, por lo menos, la gente pudiese recibir algo para su sustento (la realidad es que aún a fecha de hoy parece que algunos de los afectados por los ERTES no ha percibido ni un solo euro). Ese parón provocó unas pérdidas económicas de las que costará recuperarse. Casi todos los servicios tuvieron que cerrar durante todo el tiempo que duró el Estado de Alarma, con lo que se perdió actividad, se perdieron ingresos y se perdió tranquilidad.
Posteriormente, y tras cantar a los cuatro vientos que se había superado el virus, lo que no era cierto, se volvió a decretar por las autoridades un nuevo Estado de Alarma con cierre del Congreso, lo que ha vuelto a ser declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Nuevo parón, aunque no tan fuerte, salvo en la actividad política, provocado por las sucesivas olas que se fueron padeciendo del virus.
Todo este inmenso descontrol, agudizado por el hecho de que el ejecutivo pasó la responsabilidad de la gestión de la pandemia a las CC.AA, ha ido perjudicando la salud mental de los españoles: unos por no saber a qué carta quedarse ni qué medidas reales eran las que estaban siendo impuestas, otros por no poder definir qué ocurriría con su trabajo, otros, en fin, por pretender enfrentarse a todo señalando que todo era una inmensa tomadura de pelo, dando con ello carta de naturaleza a determinadas organizaciones que, sustentadas por intereses espurios, pretendían crear miedo, inseguridad y oposición a una certera actuación frente a una infección vírica real.
Porque el virus es real, diferente es que se crea que es de origen natural o generado en laboratorio. Ambas posibilidades son reales y basadas en deducciones por análisis de la cantidad de información (y de desinformación) que hemos recibido del virus, de sus variantes y de sus efectos. Recordemos que no se ha facilitado todavía información, por parte de las autoridades chinas, referente al origen del Sars-Cov2. ¿Han de ser las autoridades chinas las que suministren información?.
Bueno, hay varias teorías (consecuencia de la falta de información veraz) al respecto. Desde ls que afirman que el origen del virus es natural y que en un momento dado pasó al hombre hasta las que afirman que el origen es artificial y extendido entre la humanidad.
¿Pueden existir motivos para afirmar que el origen del virus es consecuencia de una intervención del hombre en laboratorio?. En base a la información/desinformación que podemos encontrar se puede llegar a deducir que puede ser así. Este supuesto implicaría que el virus ha sido expandido utilizando medios variados: contagio personal y expansión, contagios varios por zonas (aerosoles con virus), etc.
En cualquier caso, de la primera de las suposiciones (origen natural, evolución y salto al humano) se derivan dos posibilidades: o hubo un salto de un animal a un humano, si fue un salto al humano se tuvieron que dar las condiciones idóneas para que eso pudiera suceder, o bien, si se estaba investigando en un laboratorio, hubo un fallo de seguridad;. De la segunda de las suposiciones se podría derivar incluso que se pudo establecer incluso una guerra bacteriológica.
De cualquiera de las maneras hay algo que me llama poderosísimamente la atención: observando lo acontecido desde inicios del verano 2021 hasta la cuarta semana de octubre podemos ver que la quinta ola fue descendiendo en contagios y en fallecidos hasta llegar, prácticamente, a situación de normalidad casi absoluta (un IA de 40); justamente en la tercera semana de octubre (puente del Pilar; comienza nuevamente a crecer el IA y a tener nuevamente más contagiados…
¿Cómo es posible que en pleno verano, con un montón de gente moviéndose, juntándose, aglomerándose, etc. iba bajando el IA y tras un simple puente comience a subir de nuevo?.
En mi sencilla opinión la única explicación es que todo lo relacionado con la Covid19 es provocado.
Lo mismo que se está intentando provocar la rotura de toda la familia y el desastre social provocado por la sustitución de lo que ha sido normal y natural (la relación hombre-mujer) por criterios a los que no me atrevo a poner nombre. Como ejemplo lo denunciado en la provincia de Castellón: en determinados colegios se ha distribuido libros que, según opiniones, son directamente pornográficos, alentadores de las teorías y prácticas LGTBI. Con ello no podemos extrañarnos de que nuestra sociedad empiece a oler a podrido. No, ni muchísimo menos, podemos ir o atentar contra las costumbres y prácticas de ese sector de la sociedad: el respeto a la sexualidad de cada persona es fundamental, pero tampoco podemos dejarnos influir ni que nos pretendan inculcar esas teorías y prácticas sin defender lo que ha sido, es y será la Ley Natural, cuya respuesta a las agresiones que está sufriendo, por parte de la humanidad hedonista y acomodaticia, estamos padeciendo debido a los excesos que esta sociedad comete.
Como colofón de todo este razonamiento me atrevo a escribir sobre lo que está ocurriendo en la isla La Palma en el grupo de las Islas Canarias. No en lo que está ocurriendo con el volcán, en eso es la naturaleza la que está actuando, sino en lo que están sufriendo tantas personas por la pérdida de sus propiedades, por el esfuerzo y el trabajo de tantos años perdido por la lava que se desprende del volcán.
Pero si todo eso no es suficiente para tener a la gente en tensión, hay que añadir ahora los siguientes puntos tan preocupantes o más que lo tratado hasta ahora. Me refiero a la situación provocada por la falta se semiconductores y el enorme problema generado por ello que hace peligrar bastante esta “sociedad del bienestar” que nos hemos inventado (o hemos adoptado por las imposiciones recibidas), por la posibilidad de que se produzca un apagón eléctrico alargado en el tiempo, con todo lo que ello generaría (bancos sin servicios, falta de agua en las cañerías, falta de iluminación en todos los ámbitos de la vida normal, tiendas, hipermercados, etc, falta de internet y de telefonía..) y ya, más recientemente, el riesgo de que llegue a producirse una falta de aprovisionamiento de gas, con las consecuencias de no poder gestionar aguas calientes ni calefacciones.
Es muy normal, como consecuencia de todo lo dicho, que se advierta tensión, descontento, miedo, frustración…
¿Y podemos hacer algo para mejorar el ambiente lleno de inquietud, de amarguras, de miedos?. Respuesta muy complicada porque exigiría de esfuerzos de todas los sectores de la sociedad, empezando por un cambio radical de rumbo en la Administración y de una vuelta a los orígenes de una sociedad menos ansiosa por poseer, menos hedonista, más humana, más participativa, menos envidiosa…
Que cada uno, si quiere participar en ese cambio necesario, reflexione sobre su situación respecto a los puntos que hemos desarrollado y saque sus propias conclusiones. Si lo deseáis ponemos a vuestra disposición el blog que hemos generado para poder estar en mejor contacto con todos. Y ánimo, mucho ánimo porque nos hará mucha falta para poder vencer los grandes retos que se nos vienen encima. Y dejemos de caer en el pesimismo que nos quieren trasladar, para dominarnos más aún, con el tan manido y comentado “cambio climático” que, estoy convencido, no existe realmente más que para llenar los bolsillos de unos cuantos desaprensivos que lo único que pretenden es dominar a la humanidad mediante engaños y manipulaciones que no van más que a un pozo sin fondo.